Tigre de tazmania


Tigre de tazmania
Thylacinus cynocephalus
El tigre de tazmania es un ejemplo clásico de convergencia evolutiva en la literatura científica, dado su notable parecido con los cánidos de otros continentes. Al igual que éstos era un carnívoro adaptado a la captura de presas de tamaño pequeño o medio tras lanzarse a la carrera. Tenía un cuerpo estilizado, patas finas aunque no demasiado largas y cola delgada. El pelaje era corto y de color leonado, con rayas negras (o café oscuro) en los cuartos traseros y cola (de ahí el apelativo de "tigre"). Las mandíbulas, provistas de 46 dientes, podían abrirse hasta extremos asombrosos (aproximadamente 120°), más propios de un reptil que de un mamífero, permitiéndoles engullir grandes pedazos de carne sin masticar.

La especie se extinguió antes de ser estudiada en profundidad por zoólogos, por lo que no se sabe muy bien qué técnicas usaba para cazar, aunque varios testimonios recogidos hacen suponer que detectaba a sus presas preferentemente por el olfato, seguido del oído; mas el colorido desarrollado de su pelaje proveía camuflaje que indica que era un predador que podía esperar a su presa, ya que antes de la llegada de los colonos ingleses y de los dingos, el tilacino no tenía competencia, por ser marsupial y animal más desarrollado.

Según los colonos ingleses del siglo XIX, este animal emitía unos sonidos similares al ladrido de un fox terrier. Los machos eran más grandes y robustos que las hembras. Éstas poseían una bolsa que se abría hacia atrás, donde se alojaban hasta cuatro crías que nacían muy desvalidas, y seguían a su madre un tiempo después de abandonar el marsupio.

Deinosuchus

Deinosuchus
Deinosuchus hatcheri
El Deinosuchus superaba en tamaño al más grande de los reptiles de nuestros días, y se asemejaba mucho al cocodrilo moderno. Vivía en hábitats similares, seguía modelos de apareamiento afines y mostraba las mismas características de caza que los cocodrilos actuales, incluida la espectacular técnica de sujetar a la presa y dar vueltas sobre sí mismos para despedazarla por la que los cocodrilos son famosos. Pero su dieta probablemente incluía un lujo que no está al alcance de los cocodrilos de hoy: ¡la carne de dinosaurio!

Dodo

Dodo
Raphus cucullatus
Al dodo se le conoce mejor por su cómico aspecto. Tenía un gran pico ganchudo, unas alas no desarrolladas –similares a las de los pingüinos, no aptas para volar–, patas cortas y amarillas, y un ridículo penacho de plumas en el extremo de su cola. Aunque en la mayoría de las representaciones del dodo en cautividad se muestra a este tímido pájaro como un animal gordo y rechoncho, el dodo salvaje era bastante esbelto. Los dodos se dieron a conocer al público en general tras haber sido importados a Europa, donde se especula que se pusieron más rollizos en cautividad. En 1681 fue la última vez que se vieron dodos. Entre los parientes vivos del dodo, se encuentran las palomas.